Parroquia
San Miguel Arcángel
Seguinos:
Mateo 22, 15-21
En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: -«Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?»
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: -«Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto. »
Le presentaron un denario. Él les preguntó: _«¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron: -«Del César.»
Entonces les replicó: -«Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. »
Palabra del Señor.
La cuestión esencial que nuestro texto aborda es esta: el hombre pertenece a Dios y debe considerar a Dios como su único señor y su referencia fundamental. Sin embargo, embriagados por el torbellino de las libertades y de los nuevos descubrimientos, los hombres de nuestro tiempo consideran que son capaces de descubrir, por sí mismos, los caminos de la vida y de la felicidad y que pueden prescindir de Dios. Se instalan en el orgullo y en la autosuficiencia y dejan a Dios fuera de sus vidas. Es preciso volvernos a Dios y redescubrir su centralidad en nuestra existencia. Dios no atenta contra nuestra identidad y nuestra libertad. Fuimos creados para la comunión con Dios y sólo nos sentimos felices y realizados cuando nos entregamos confiadamente en sus manos y hacemos de él el centro de nuestra vida.
(Padre Guillermo)