Parroquia
San Miguel Arcángel
Seguinos:
Para acompañar a un discípulo que va a ser confirmado (padrino), debe haber pasado el proceso del discipulado y estar viviéndolo conscientemente para poder ayudar a su ahijado.
Debe ser mayor de 16 años, bautizado, comulgado y confirmado. Y si está en unión conyugal tener el sacramento del matrimonio.
Para solicitar la confirmación el discípulo debe prepararse convenientemente con una catequesis previa para madurar intelectualmente su Fe y poder tener una decisión más firme en la opción por Cristo. Ser Bautizado. Haber recibido el sacramento de la Reconciliación para estar en amistad con Dios al momento de Confirmarse.
En medio de la Misa de confirmación, se renuevan las promesas bautismales y luego se invoca el Espíritu Santo para que descienda y consagre totalmente al discípulo transformándolo en testigo de Jesús. El Ministro unge con el Sagrado Crisma (aceite con perfumes, consagrado) la frente del discípulo y lo saluda con una palmada en la mejilla para despertarlo a la vida plena de la vivencia evangélica.
Acércate en horario de Secretaría Parroquial o contacta a las catequistas y averigua sobre la catequesis de Confirmación para iniciar tu itinerario catequístico hacia el sacramento.
No. Es una decisión personal que se toma cuando tu vida espiritual llega a comprender y tomar conciencia de ser discípulo de Jesús y testigo de su Resurrección en el mundo.
Pasa que no has completado tu crecimiento cristiano. Por más que tengas fe, no has dado pasos de compromisos con Jesús y con la comunidad eclesial. Tu fe es infantil sin desarrollarse.
Te has privado de los dones del Espíritu Santo que hace pleno en Gracia tu seguimiento del Señor Jesús.
El proceso de hacernos cristianos supone los tres sacramentos de iniciación que son: Bautismo, Confirmación y Comunión. El Bautismos nos hace hijos de Dios y miembros de la Iglesia; la Comunión alimenta con la presencia de Jesús Eucaristía nuestra entrega a vivir el evangelio. La Confirmación es el paso de decisión personal para adherirme personalmente a Jesucristo y recibir así su Espíritu Santo que me hace testigo de Jesús delante de los hombres.
Un cristiano maduro, discípulo y misionero, vive su fe en la triple dimensión sacramental del Bautismo, la Comunión y la Confirmación.