Parroquia

San Miguel Arcángel

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Cinerario Parroquial

Cinerario Parroquial

La Parroquia, de acuerdo con la tradición cristiana sobre el cuidado y la veneración del cuerpo de los fieles, y atendiendo a las necesidades que plantea la vida urbana moderna, ofrece un lugar digno para depositar las cenizas de los difuntos de los miembros de la comunidad y sus familiares.

En la muerte el alma se separa del cuerpo y éste permanece aquí a la espera de la resurrección al final de los tiempos. Los cinerarios son lugares donde se depositan las cenizas de los muertos, en recintos dignamente preparados y cercanos a los espacios de templos o parroquias, ya que la Iglesia recomienda que las cenizas no sean esparcidas sino que permanezcan en un lugar con el fin de favorecer el recuerdo y la oración de los familiares y amigos por el difunto.

La Iglesia ha permitido esta práctica de la cremación, ya que no toca el alma ni impide la omnipotencia de Dios de reconstruir el cuerpo, mientras no sea hecha por razones contrarias a la fe cristiana, manteniendo igualmente la costumbre tradicional de la sepultura.

Dice el Derecho Canónico en el Nº 1176;3

“La Iglesia aconseja vivamente que se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos; sin embargo, no prohíbe la cremación, a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina cristiana.”

También el Catecismo de la Iglesia Católica, en el Nº 2301, confirma lo expresado anteriormente:

“La Iglesia permite la incineración cuando con ella no se cuestiona la fe en la resurrección del cuerpo”.

El Directorio sobre Liturgia y Pastoral Popular del año 2001, recoge la realidad tan extendida de la cremación de los cadáveres en nuestra actual cultura, y hace un advertencia sobre la conservación de las cenizas en las casas. Al respecto, dice en el Nº 254:

“En nuestros días, por el cambio en las condiciones del entorno y de la vida, está en vigor la praxis de quemar el cuerpo del difunto. … Respecto a esta opción, se debe exhortar a los fieles a no conservar en su casa las cenizas de los familiares, sino a darles la sepultura acostumbrada, hasta que Dios haga resurgir de la tierra a aquellos que reposan allí y el mar restituya a los muertos (ver Apocalipsis 20,13).”

Unido a todo esto se ha ido extendiendo también la práctica de esparcir los restos incinerados en el mar, desde el aire o en la tierra, para evitar todo trato inconsiderado y no respetuoso de las cenizas de los fieles contraria a lo que la Iglesia espera y requiere para sus hijos difuntos. Esto es porque el gesto de «esparcir» o «dispersar» no es conforme con la dignidad del cuerpo humano, que ha sido templo del Espíritu Santo.

Ante esta situación actual, se hace necesario acercar a los fieles católicos la posibilidad de los cinerarios, donde pueden descansar las cenizas de los familiares en espacio común, un espacio donde se depositarán las cenizas todas juntas.

La implementación de los cinerarios retoma la tradición de unir el cementerio con el templo y propone otorgar al lugar donde reposan los restos de quienes han sido consagrados por el bautismo la sacralidad que le corresponde, de acuerdo a nuestra fe en la vida eterna y a nuestra esperanza en la resurrección final.

Con la autorización de nuestro Arzobispo, Monseñor Eduardo Eliseo Martín, la Parroquia San Miguel Arcángel, pone a disposición de los fieles su Cinerario Parroquial.

La Ficha de Solicitud de Ingreso de las cenizas de cremación al Cinerario Parroquial se pueden retirar en la Secretaría Parroquial y allí encontrarán los requisitos necesarios junto al “Estatuto del Cinerario Parroquial”.

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