Parroquia
San Miguel Arcángel
7 de noviembre al 7 de diciembre de 2020
El Congreso Mariano Nacional nos indicaba: “Somos (¡y eres!) una Iglesia viva, una Iglesia que entiende que de los desafíos cotidianos se pueden lograr valiosas oportunidades. Somos una Iglesia que mira, reflexiona y actúa. Somos una Iglesia que no es ajena a los tiempos que corren, una Iglesia que se renueva permanentemente hacia adentro y hacia afuera por acción del Espíritu Santo. Somos una Iglesia perseverante que encuentra en las nuevas tecnologías los puentes necesarios para reducir distancias y acercar a hermanos. Somos una Iglesia que ante la realidad del COVID-19 decidió repensar el IV Congreso Mariano Nacional mas no renunciar a este sueño. Se cerraron temporalmente las puertas de nuestros templos, pero abrimos aún más las de nuestro corazón.”
Comenzamos el mes de María, un mes dedicado especialmente a nuestra Madre por eso queremos, en el marco del Año Mariano Nacional, proponer un espacio para reflexionar, teniendo presente, que la actual situación de pandemia en que nos encontramos no hace posible, en algunos casos, las formas presenciales de encuentro.
Esta propuesta quiere llegar a todos, y planteamos como compromiso que cada persona se vincule con otras a través de las redes sociales, reuniéndose durante este mes a rezar juntos a nuestra Madre.
Es un tiempo que debemos tomarlo como de oportunidad, viviendo las gracias de este Año Jubilar Mariano que culmina el 8 de diciembre.
La misión maternal encomendada a María, la pureza virginal, su ejemplar santidad, su fe y dócil aceptación de la Palabra de Dios, su obediencia generosa, la humildad sincera, la solícita caridad, la fortaleza en el destierro y en el dolor, la pobreza llevada con dignidad y confianza en el Señor, el vigilante cuidado hacia el Hijo desde la humildad de la cuna hasta la afrenta de la Cruz, la delicadeza en el servicio, su acción de gracias por los bienes recibidos y la Gracia de Dios que hay en Ella; la convierten para el género humano, en motivo de esperanza sobrenatural e invita a los fieles a elevar la mirada hacia Ella; de cuyas virtudes se adornarán, y con tenaz propósito, contemplando Sus ejemplos podrán imitar y poner en práctica en su propia vida; ocasión de crecer en la gracia divina, fin último de toda acción.
Primeras referencias históricas del Mes de María
Aconteció en Roma, una hermosa noche de Mayo a fines del siglo XVIII. Un niño pobre reunió a sus compañeros y los guió a una estatua de María, a cuyos pies ardía una lámpara según costumbre de esa santa ciudad. Ahí, esas voces frescas cantaron la Letanía de Nuestra Señora. El pequeño grupo se volvió a reunir al día siguiente. Esta vez los acompañaban más niños. La siguiente vez las mamás se unieron a la pequeña asamblea. Pronto nuevos grupos se formaron y la devoción se popularizó rápidamente.
Las almas piadosas, preocupadas por el desorden en la conducta que el regreso de la primavera propicia y acrecienta, vieron en esta devoción la mano de Dios. Su cooperación con tal designio providencial fue promover la devoción como un acto solemne y público de reparación. Así fue fundado el Mes de María.
“Es el mes en que, en los templos y en las casas particulares, sube a María desde el corazón de los cristianos el más ferviente y afectuoso homenaje de su oración y veneración. Es también el mes en el que desde su trono descienden hasta nosotros los dones más generosos y abundantes de la Divina Misericordia”. (Pablo VI, Mense Maio)
“El mes nos estimula a pensar y a hablar de modo particular de Ella. En efecto, este es su mes. Así pues, el período del año litúrgico, [Resurrección], y el corriente mes llaman e invitan nuestros corazones a abrirse de manera singular a María”. (Juan Pablo II, Mayo 1979)
Los cristianos, que queremos estar siempre cerca de María, le podemos ofrecer algo especial durante este mes: peregrinaciones virtuales, visitas a alguna iglesia dedicada a la Virgen (dentro de los protocolos sanitarios establecidos), pequeños sacrificios en su honor, ofrecimiento del estudio o del trabajo bien acabado o el rezo más atento del Santo Rosario.
Breves reflexiones para cada día del Mes de María